El castillo de Wewelsburg es una fortaleza renacentista situada en el centro de Westfalia (Alemania). Fue el centro de uno de los acontecimientos más inquietantes de la historia, en el que confluyeron el poder político y la obsesión ocultista. Este edificio medieval se convirtió en algo mucho peor que un cuartel militar durante el Tercer Reich. Heinrich Himmler convirtió Wewelsburg en el centro ceremonial de las SS, donde el misticismo antiguo, la ideología racial y la ambición totalitaria se unieron para crear una oscura visión de un imperio milenario. En el centro del castillo hay un enigmático símbolo tallado en mármol. Este diseño, que más tarde se conocería como el Sol Negro, es quizá el vestigio más visible del ocultismo nazi y sigue planteando interrogantes sobre el verdadero alcance de las actividades sobrenaturales del Tercer Reich.
El castillo de las sombras
En 1933, Heinrich Himmler, jefe de las SS, compró Wewelsburg con la intención de convertirlo en una escuela de formación ideológica. Este fue el comienzo de la transformación de Wewelsburg en un centro de culto de las SS. Himmler ordenó que se hicieran muchas obras en el edificio entre 1936 y 1942, convirtiéndolo en un lugar para la vida ceremonial de las SS y los estudios esotéricos.
La torre norte del castillo, que se convirtió en la "Sala de los Generales" (Obergruppenführersaal), tiene la pieza más famosa del simbolismo ocultista nazi: un mosaico verde oscuro incrustado en el suelo de mármol blanco. Está formado por doce runas sig (el logotipo del rayo de las SS) dispuestas en forma de rueda solar. La gente suele llamarlo ahora el Sol Negro, pero este nombre no surgió durante la época nazi, y el significado previsto del símbolo aún se desconoce.
La documentalista Liz Kent recopiló en 2003 historias de personas que sobrevivieron a rituales nazis. Todos decían que Wewelsburg era un lugar donde se celebraban ceremonias ocultistas. Según las leyendas locales, el castillo se construyó en lugares donde los paganos celebraban rituales antes del cristianismo, lo que daba al lugar un significado místico.
Algunas personas llamaban a la Sala de los Generales la "Sala de los Muertos" porque tenía doce asientos de piedra dispuestos en círculo alrededor del símbolo del Sol Negro. La cripta situada debajo de esta sala se construyó en memoria de los líderes de las SS que habían muerto. Tenía una fosa circular en el centro donde las llamas arderían para siempre. Todavía se discute si en estos lugares se celebraban verdaderos rituales ocultos, pero el simbolismo arquitectónico tenía claramente fines ideológicos que iban más allá de la mera decoración.
El cazador de brujas: La máquina de Himmler para investigar lo oculto
Gran parte de la actividad ocultista del Tercer Reich se debía a que Heinrich Himmler estaba interesado en el misticismo, el antiguo paganismo germánico y el poder sobrenatural. En 1935, fundó la Ahnenerbe (Sociedad de la Herencia Ancestral), un grupo de investigación de las SS que utilizaba arqueología pseudocientífica, antropología y estudios ocultistas para demostrar que la raza aria era mejor que todas las demás.
La Ahnenerbe envió gente a todo el mundo en busca de pruebas de antiguas civilizaciones arias y artefactos que supuestamente tenían poderes sobrenaturales. Los equipos viajaron a Suecia para buscar grabados rupestres, al Tíbet para buscar orígenes raciales arios, a Oriente Medio para buscar reliquias bíblicas y a toda Europa para excavar en yacimientos que se creían importantes para la prehistoria germánica.
El Hexenkartothek (Índice de Cartas de Brujas), creado en 1935 como el H-Sonderkommando (Comando Especial H, con H de Hexe, que significa bruja), fue probablemente el proyecto más inusual de Himmler. Bajo la dirección del SS-Untersturmführer Rudolf Levin, este grupo se dedicó durante nueve años a registrar los juicios por brujería que habían tenido lugar en Europa en el pasado.
De 1935 a 1944, los investigadores de las SS consultaron 260 bibliotecas y archivos y elaboraron fichas de unas 33.000 personas que fueron acusadas de brujería durante los primeros tiempos de la Edad Moderna. Cada ficha contenía información sobre la persona acusada, dónde se celebró el juicio, de qué se le acusaba, cómo se le torturaba y cómo se le asesinaba.
El objetivo era demostrar que la Iglesia católica utilizaba los juicios por brujería para destruir la herencia racial germánica, haciendo que la persecución pareciera una cruzada antialemana en lugar de histeria religiosa. Himmler pensaba que uno de sus antepasados había sido condenado a muerte por brujo, lo que hacía que su obsesión fuera más personal. El objetivo del proyecto era hacer propaganda mostrando que la "feminidad aria" estaba siendo sistemáticamente objeto de eliminación.
La Universidad de Múnich rechazó la tesis de habilitación de Levin basada en esta investigación en 1944, y nunca se publicó ningún libro de propaganda. En cambio, el fichero y el material recopilado sobrevivieron a la guerra y acabaron en distintos archivos.
El descubrimiento de Praga
En marzo de 2016 saltó la noticia de que se había encontrado en una biblioteca de Praga un alijo secreto de unos 13.000 libros sobre brujería, ocultismo, masonería y otras tradiciones esotéricas. El historiador noruego Bjørn Helge Horrisland investigó qué ocurrió con los libros sustraídos de la logia masónica de Oslo durante la guerra y ayudó a averiguar que muchos de los libros del alijo de Praga procedían de colecciones noruegas y de otros países europeos que los nazis robaron.
El descubrimiento trajo de vuelta los rumores sobre la "biblioteca de brujas" de Himmler, de la que se decía que contenía los libros de ocultismo más valiosos de las SS. Los informes de los medios de comunicación afirmaban que este espacio de almacenamiento secreto era la colección de investigación personal de Heinrich Himmler, que había permanecido sellada desde la década de 1950.
Pero investigaciones posteriores demostraron que la verdad era mucho más ordinaria. La Biblioteca Nacional de la República Checa dijo que los libros existían, pero que nunca habían sido "descubiertos" en 2016 porque habían sido catalogados décadas antes. La mayoría de los artículos de la colección eran fondos generales que fueron tomados de diferentes lugares durante la guerra, no una única "biblioteca de brujas" reunida con fines ocultistas.
Aun así, el régimen nazi se llevó sistemáticamente libros ocultistas y esotéricos de los lugares que ocupó. Es posible, pero no está probado, que Himmler conservara una colección separada de los textos más importantes con fines de investigación.
La búsqueda de artefactos sagrados
Las expediciones nazis buscaban objetos legendarios que se creía que tenían poderes mágicos, con la esperanza de utilizar la magia antigua en la guerra moderna. Los artefactos más buscados fueron:
Se cree que el Arca de la Alianza, que contiene las tablas de piedra con los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés, es capaz de destruir ejércitos y mantener a salvo a su dueño. Aunque Indiana Jones hizo famosa esta búsqueda en "En busca del arca perdida", sólo existen pruebas circunstanciales de que los nazis buscaron realmente el Arca.
Se decía que el Santo Grial, la copa de la Última Cena, podía curar cualquier herida y dar la vida eterna a quien bebiera de ella. Himmler pagó a Otto Rahn la búsqueda del Grial entre los cátaros del sur de Francia. Rahn pensaba que el Grial era una piedra y lo relacionaba con sectas cristianas no ortodoxas. Pero Rahn se suicidó en 1939 por problemas de dinero, interferencias nazis en su trabajo y demonios personales. Más tarde, Himmler fue al monasterio de Montserrat, en España, donde se decía que los monjes protegían el Grial, pero volvió con las manos vacías.
Se dice que la Lanza del Destino (también conocida como Lanza de Longinos) hizo a su dueño invencible en la batalla después de atravesar el costado de Cristo durante la crucifixión. Se dice que Hitler contempló la lanza expuesta en el Museo Hofburg de Viena, pero no está claro si creía en su poder.
La tecnología Vimana, basada en antiguas epopeyas indias que hablan de máquinas voladoras impulsadas por fuerzas extrañas. El interés nazi por los sistemas de propulsión avanzados, como el infame dispositivo Die Glocke (La Campana), puede haber estado influido por estos textos.
El mercurio rojo es una sustancia alquímica mítica que, según los textos antiguos, es necesaria para fabricar máquinas voladoras, atravesar dimensiones y fabricar la piedra filosofal. No está claro si el "mercurio rojo" es real o sólo un símbolo de algo más en la alquimia.
Verdad vs. Mentira: Distinguir la Historia del Mito
Los intereses ocultistas del régimen nazi están bien documentados, pero las afirmaciones sensacionalistas deben analizarse con mucho cuidado. Eric Kurlander, académico y autor de Hitler's Monsters: A Supernatural History of the Third Reich, afirma que los líderes nazis estaban realmente interesados en la astrología, el ocultismo y las teorías raciales pseudocientíficas, pero estas creencias eran a menudo más oportunistas que honestas.
La Ahnenerbe llevó a cabo expediciones reales e investigaciones
Aún no hay muchas pruebas concretas sobre rituales sobrenaturales en Wewelsburg. El castillo tenía fines ceremoniales e ideológicos, como albergar reuniones de las SS y difundir mitos sobre la herencia germánica. No hay pruebas fiables que apoyen las afirmaciones de que se celebraron rituales de sangre o invocación de demonios.
El símbolo del Sol Negro adquirió connotaciones esotéricas principalmente en la posguerra, sobre todo a través de la novela de Wilhelm Landig de 1991 Die Schwarze Sonne von Tashi Lhunpo (El Sol Negro de Tashi Lhunpo). Landig, antiguo oficial de las SS, inventó complejas historias que relacionaban el mosaico de Wewelsburg con bases secretas nazis, ovnis y teorías sobre la Tierra Hueca. Ninguna de estas historias es cierta.
El enlace con Saturno
Algunas teorías dicen que el símbolo del Sol Negro tiene algo que ver con la mitología de Saturno/Kronos y las historias islámicas sobre reyes jinn. En muchas tradiciones místicas, Saturno representa la muerte, el cambio, los límites y el lado oscuro de Dios. El "sol negro" (sol niger) representa el primer paso en el proceso de cambio, cuando dos fuerzas opuestas se unen para formar un nuevo todo.
No se sabe con certeza si los ocultistas nazis invocaron intencionadamente estas asociaciones. El patrón radial oscuro del mosaico de Wewelsburg, que parece un anti-sol o un sol en la sombra, sin duda evoca estos significados arquetípicos, ya sea a propósito o por accidente.
El problema de la altitud
El peligro de romantizar el ocultismo nazi es doble: oculta los orígenes mundanos y humanos del totalitarismo, implicando que la malevolencia necesita interpretaciones místicas en lugar de reconocer el potencial de atrocidad del individuo ordinario. También corre el riesgo de hacer que las ideas nazis parezcan románticas al hacerlas pasar por un poder misterioso en lugar de un régimen criminal basado en la mentira, el robo y el asesinato en masa.
Legado y preguntas sin respuesta
Los nazis destruyeron gran parte del castillo de Wewelsburg al final de la Segunda Guerra Mundial para que no pudiera ser tomado. Himmler ordenó quemar el complejo en marzo de 1945, cuando las tropas aliadas estaban cada vez más cerca. Muchos de los documentos y objetos del castillo se perdieron o se ocultaron a propósito, aunque la mayor parte del edificio sobrevivió.
Hay rumores de que las SS hicieron alijos secretos de objetos ocultos, prototipos de tecnología avanzada y artefactos robados por toda Europa y más allá. La expedición antártica de 1947 de la Operación Highjump desató rumores sobre bases secretas nazis, pero las pruebas apuntan a razones más mundanas para esa misión.
La Operación Paperclip llevó científicos alemanes a Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, y la Operación Osoaviakhim hizo lo mismo con la Unión Soviética. Aún no está claro si se entregaron investigaciones o artefactos ocultos a las potencias aliadas junto con científicos e ingenieros de cohetes.
Los materiales de la Hexenkartothek, las investigaciones de la Ahnenerbe y las bibliotecas de ocultismo incautadas siguen estando sólo parcialmente documentados. Algunos materiales fueron a parar a archivos de Europa del Este, otros a instituciones occidentales, y muchos probablemente se perdieron o fueron destruidos.
El interés duradero
El ocultismo de los nazis sigue fascinando a la gente porque combina una serie de historias interesantes: el misterio de antiguos conocimientos perdidos, la seducción del poder sobrenatural y la claridad moral de luchar contra el mal absoluto. Las películas de Indiana Jones, los documentales de televisión y muchos libros analizan estas ideas, a menudo mezclando la historia real con historias inventadas.
Por otra parte, los historiadores advierten que no se debe hacer demasiado hincapié en el ocultismo nazi. Aunque Himmler y algunos líderes nazis defendían creencias esotéricas peculiares, la autoridad del Tercer Reich se basaba principalmente en la capacidad industrial, la estructura militar, una propaganda eficaz y la manipulación de auténticos agravios en la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial, más que en influencias sobrenaturales.
El peligro de romantizar el ocultismo nazi es doble: oculta los orígenes mundanos y humanos del totalitarismo, implicando que la malevolencia necesita interpretaciones místicas en lugar de reconocer el potencial de atrocidad del individuo ordinario. También corre el riesgo de hacer que las ideas nazis parezcan románticas al hacerlas pasar por un poder misterioso en lugar de un régimen criminal basado en la mentira, el robo y el asesinato en masa.
Conclusión
El castillo de Wewelsburg y su misterioso símbolo del Sol Negro siguen ahí para recordarnos el intento del Tercer Reich de combinar el poder político con un falso poder espiritual. Heinrich Himmler realmente buscó conocimientos ocultos, artefactos antiguos y sabiduría esotérica, pero al final, su búsqueda tenía más que ver con la propaganda y sus propias obsesiones que con encontrar verdaderos secretos sobrenaturales.
Los restos dispersos de la investigación ocultista nazi, como el índice de juicios de brujas de la Hexenkartothek y las bibliotecas que se llevaron y que ahora están repartidas por toda Europa, demuestran que se trabajó mucho en proyectos que no acabaron ayudando a nadie. No hubo ningún Santo Grial que diera a la gente la vida eterna, ninguna Lanza del Destino que garantizara la victoria militar, ni ningún conocimiento ancestral que mantuviera en pie el Reich de los mil años.
Lo que queda es una advertencia sobre cómo las ideologías totalitarias utilizan el misticismo, la pseudociencia y los viejos mitos para fabricar historias que son interesantes pero no ciertas. El Sol Negro en el suelo de Wewelsburg no es un símbolo sobrenatural o muy antiguo. Es un símbolo moderno de lo desesperada que está la gente por alcanzar un poder imaginario cuando se enfrenta a los límites de la autoridad real.
El verdadero enigma no radica en las fuerzas sobrenaturales que persiguieron los nazis, sino en la fascinación duradera que siente la gente por su infructuoso empeño. Quizá sea porque enfrentarse a las decisiones cotidianas que condujeron al Holocausto es más perturbador que pensar en conspiraciones ocultas, y porque el atractivo duradero del conocimiento oculto y el poder secreto habla de deseos humanos universales que van más allá de cualquier momento de la historia.