La pandemia de COVID-19 cambió los sistemas económicos y sociales del mundo a lo grande, revelando debilidades y desigualdades que llevaban décadas acumulándose. El Foro Económico Mundial inició un gran proyecto en junio de 2020 llamado "The Great Reset". Se trata de un completo plan de recuperación económica que pretende reconstruir tras la crisis de la COVID-19 al tiempo que se abordan problemas a largo plazo como el cambio climático, la desigualdad y las malas prácticas empresariales.
Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, lidera este esfuerzo, que constituye uno de los mayores intentos de replantear el capitalismo global en el siglo XXI. Pero también ha sido objeto de mucho escrutinio, críticas reales y teorías conspirativas que dificultan ver de qué van realmente las propuestas.
De dónde viene y qué significa
La iniciativa Great Reset surgió del reconocimiento de que la pandemia había establecido lo que Klaus Schwab describió como una "rara pero estrecha ventana de oportunidad" para transformar fundamentalmente los sistemas económicos y sociales. En su libro de 2020 "COVID-19: The Great Reset", que escribió junto con el economista Thierry Malleret, Schwab afirmó que el mundo tenía tres opciones importantes: volver a como eran las cosas antes, intentar hacer pequeños cambios o aprovechar la situación para hacer grandes cambios.
La iniciativa se basa en el apoyo que Schwab viene prestando desde hace décadas al "capitalismo de las partes interesadas", que es un modelo que tiene en cuenta las necesidades de todas las partes interesadas, como los empleados, los clientes, los proveedores, las comunidades y el medio ambiente, y no sólo las necesidades de los accionistas. Esta forma de pensar ya era popular entre los líderes empresariales. Por ejemplo, 181 consejeros delegados de grandes empresas estadounidenses firmaron la declaración de 2019 de la Business Roundtable, que cambiaba la definición del propósito de una empresa de hacer dinero a algo más.
Las tres partes principales del Gran Reajuste
El marco del Gran Reajuste se basa en tres pilares conectados entre sí y destinados a ayudar a resolver los mayores problemas a los que se enfrenta la economía mundial en estos momentos:
1. Orientar los mercados hacia resultados más justos
El primer pilar consiste en hacer posible la "economía de las partes interesadas" modificando la fiscalidad, la reglamentación, la política fiscal y los acuerdos comerciales. El objetivo es hacer las cosas más justas asegurándose de que los mercados atienden las necesidades de la sociedad en su conjunto, no sólo las de los propietarios del capital.
Esto significa apoyar políticas que aborden la desigualdad de ingresos, refuercen las redes de seguridad social y garanticen un reparto más amplio de los beneficios del crecimiento económico. La iniciativa aboga por sistemas fiscales más justos, mayores protecciones para los trabajadores y normas que impidan que se concentre demasiado poder de mercado en un solo lugar.
2. Reconstruir mejor: Fortaleza y viabilidad a largo plazo
La segunda parte habla de cómo el gasto en la recuperación de la pandemia y las inversiones privadas pueden hacer que los sistemas económicos sean más estables, justos y duraderos. Este pilar no se limita a pedir que las cosas vuelvan a ser como antes de la pandemia. Por el contrario, aboga por "reconstruir mejor" invirtiendo en infraestructuras ecológicas y utilizando parámetros medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para tomar decisiones empresariales.
Algunas partes importantes son acelerar el cambio a las energías renovables, destinar dinero a infraestructuras urbanas ecológicas, fomentar las ideas de economía circular y dar a las empresas razones para mejorar el medio ambiente y la sociedad. La iniciativa también subraya la importancia de flexibilizar y diversificar la cadena de suministro para evitar problemas en el futuro.
3. Aprovechar la Cuarta Revolución Industrial
El tercer pilar consiste en utilizar las nuevas tecnologías para ayudar a los ciudadanos en lugar de empeorar los problemas. Esto incluye normas para nuevas tecnologías como la computación cuántica, la biotecnología, la inteligencia artificial y las plataformas digitales.
La "Cuarta Revolución Industrial" es la idea de Schwab de una mezcla de tecnologías que hacen menos claras las fronteras entre las esferas física, digital y biológica. El Great Reset quiere asegurarse de que estas tecnologías se utilicen de forma que mejoren las capacidades de las personas, creen puestos de trabajo importantes y resuelvan problemas globales, en lugar de quitar puestos de trabajo a la gente o dar más poder a los gigantes tecnológicos.
Capitalismo de las partes interesadas e integración ESG
La idea del capitalismo participativo está en el corazón del Great Reset. Schwab ha defendido esta idea desde que fundó el Foro Económico Mundial en 1971. El capitalismo de las partes interesadas es diferente del modelo de primacía del accionista que ha existido durante mucho tiempo. Requiere que las empresas piensen en las necesidades de todos los que se ven afectados por su negocio.
El Foro Económico Mundial ha creado un conjunto completo de "Métricas del Capitalismo de las Partes Interesadas" que incluye 21 métricas y divulgaciones ESG básicas y 34 ampliadas. Las empresas pueden utilizarlos para medir e informar sobre sus resultados más allá de la mera obtención de beneficios. Estas mediciones cubren cuatro áreas principales:
- Principios de gobernanza: La composición del consejo, cómo actúan éticamente sus miembros y cómo gestionan el riesgo.
- Planeta: Cambio climático, pérdida de naturaleza y acceso al agua dulce
- Las personas: Dignidad e igualdad, salud y bienestar, y competencias para el futuro
- Prosperidad: Ganar dinero y puestos de trabajo, aportar nuevas ideas y ayudar al crecimiento de la comunidad.
Más de 150 grandes empresas mundiales han prometido utilizar estos parámetros en sus informes. Se trata de un gran paso hacia una mayor responsabilidad empresarial.
La Cuarta Revolución Industrial Contexto
La idea más amplia de Schwab sobre la Cuarta Revolución Industrial es importante para entender The Great Reset. La revolución industrial actual es diferente de las anteriores, basadas en la energía de vapor, la electricidad o los ordenadores. Ésta se caracteriza por la confluencia de muchas tecnologías y su rápido crecimiento.
Algunas de las tecnologías más importantes que están haciendo posible este cambio son:
- IA y aprendizaje automático
- Robots y sistemas que funcionan solos
- La Internet de los objetos (IoT) y los dispositivos conectados a ella
- Blockchain y otras tecnologías para libros de contabilidad distribuidos
- Informática cuántica
- Ingeniería genética y biotecnología
- Nanotecnología y materiales avanzados
- Fabricación digital e impresión 3D
Schwab afirma que estas tecnologías podrían mejorar enormemente la vida de las personas, pero sólo si se utilizan y controlan con cuidado. Si no se gobiernan adecuadamente, podrían causar desempleo masivo, empeorar la desigualdad y dar más poder a las personas que controlan la tecnología.
Un modelo de gobernanza multilateral
El cambio propuesto en las estructuras de gobernanza mundial es una parte importante, pero a menudo pasada por alto, del Great Reset. La iniciativa aboga por un enfoque "multipartito" que incluya no sólo a los gobiernos, sino también a las empresas, los grupos de la sociedad civil y otros agentes no estatales en la toma de decisiones que afectan a todo el mundo.
Este modelo va en contra de la idea del multilateralismo tradicional, en el que gobiernos elegidos democráticamente toman decisiones a través de organizaciones como las Naciones Unidas. En cambio, el enfoque multilateral permite a las empresas y otros grupos influir directamente en la gestión del mundo.
Sus partidarios afirman que este método es más flexible y funciona mejor que la diplomacia tradicional, y citan el éxito de las asociaciones público-privadas en el desarrollo y distribución de vacunas durante la pandemia. Los detractores, en cambio, se muestran preocupados por la responsabilidad democrática cuando dirigentes empresariales que no han sido elegidos tienen voz en las decisiones de política pública.
Preocupaciones y críticas reales
A menudo se habla de teorías de la conspiración cuando se habla del Great Reset, pero hay algunas críticas reales que merece la pena analizar:
Responsabilidad democrática
El modelo de gobernanza multilateral plantea interrogantes sobre el funcionamiento de la democracia. Cuando las empresas y los grupos privados tienen un control directo sobre las decisiones políticas que afectan a poblaciones enteras, pueden debilitarse los procesos democráticos y las formas de exigir responsabilidades.
Concentración del poder empresarial
Los críticos afirman que el capitalismo participativo, aunque bienintencionado, podría en realidad dar más poder a las empresas al permitirles tener más voz sobre las políticas sociales y medioambientales y evitar normas gubernamentales más estrictas.
Problemas de aplicación
Sigue habiendo una gran diferencia entre lo que las empresas dicen que van a hacer y lo que realmente hacen cuando se trata del capitalismo de las partes interesadas. Muchas empresas han hecho grandes promesas sobre sus compromisos ASG, pero les cuesta hacer cambios reales. Esto ha llevado a acusaciones de "lavado verde" y "cumplimiento superficial".
Desigualdad en el mundo
A algunas personas les preocupa que el hecho de que el Great Reset se centre en soluciones tecnológicas y proyectos dirigidos por empresas pueda agrandar aún más la brecha entre países desarrollados y en desarrollo, ya que las economías avanzadas se benefician más de las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial.
Mentiras y teorías conspirativas
Lamentablemente, el Great Reset se ha vinculado a un montón de teorías conspirativas que no tienen nada que ver con el proyecto real. Muchas de estas teorías dicen que la pandemia fue hecha a propósito para dejar que el mundo sea tomado, que la iniciativa quiere deshacerse de la propiedad privada, o que es parte de un plan para establecer un gobierno mundial autoritario.
El Instituto para el Diálogo Estratégico y otros grupos han investigado cómo se difunden estas teorías conspirativas en las redes sociales, a menudo con la ayuda de políticos que quieren aprovecharse del miedo de la gente a la pandemia. Las teorías mezclan preocupaciones reales sobre el poder corporativo y la responsabilidad democrática con falsas afirmaciones sobre el control de la población, la vacunación forzosa y el espionaje de personas en todo el mundo.
El problema de la conspiración
La teoría de la conspiración ha sido especialmente dañina porque impide que la gente mantenga conversaciones reales sobre los verdaderos problemas que plantea la iniciativa Great Reset, como el poder corporativo, la gobernanza tecnológica y la desigualdad económica.
Diferencias por regiones y respuestas políticas
Los distintos países y situaciones políticas han reaccionado al Great Reset de maneras diferentes. La iniciativa encaja en los marcos políticos existentes en Europa, como el Acuerdo Verde Europeo, y en general ha sido bien recibida por los líderes gubernamentales.
En Norteamérica, la gente ha reaccionado de forma más dividida. Algunos líderes empresariales y políticos han apoyado las ideas que subyacen al capitalismo de las partes interesadas, mientras que otros han dicho que son malas para el capitalismo de libre mercado. Los políticos canadienses, como Pierre Poilievre, han utilizado la oposición al Great Reset como herramienta de campaña, mezclando a veces preocupaciones políticas reales con teorías conspirativas.
La iniciativa también ha tenido problemas en los países en desarrollo, donde la atención a las tecnologías avanzadas y las métricas ESG puede parecer alejada de cuestiones más apremiantes como la reducción de la pobreza, la mejora del acceso a la atención sanitaria y la construcción de infraestructuras básicas.
Progresos y resultados de la aplicación
El Great Reset ha tenido resultados desiguales desde que comenzó hace cuatro años. En el lado positivo, el capitalismo de los grupos de interés ha sido ampliamente aceptado, y muchas empresas tienen ahora en cuenta los factores ASG a la hora de tomar decisiones. Las Métricas del Capitalismo de las Partes Interesadas han facilitado que las empresas informen de forma más completa, y los sectores público y privado nunca han colaborado tan bien en cuestiones como el cambio climático y la distribución de vacunas.
Pero aún quedan grandes problemas por resolver. Los conflictos geopolíticos, la debilidad de las cadenas de suministro y el aumento de los precios han causado nuevos problemas a la economía mundial. En muchos países, la desigualdad de ingresos ha empeorado, y los esfuerzos para luchar contra el cambio climático siguen siendo insuficientes para alcanzar los objetivos internacionales.
Qué pasará después y otras opciones
Se está cuestionando la utilidad y pertinencia de la iniciativa "Great Reset" ahora que el mundo está superando los peores momentos de la pandemia COVID-19. Hay quien dice que ya ha pasado la oportunidad de hacer grandes cambios en la economía porque los gobiernos y las empresas están demasiado ocupados con otras cosas.
Hay quien afirma que los problemas que el Great Reset trata de resolver -desigualdad, cambio climático y disrupción tecnológica- no han hecho más que empeorar. Dicen que deberíamos redoblar el capitalismo de las partes interesadas al tiempo que reforzamos la supervisión democrática y la rendición de cuentas.
La Ley de Reducción de la Inflación depende más de la inversión y la regulación públicas que del liderazgo del sector privado.
"The COVID-19 pandemic has given us a chance to make things better, but we will need more than promises from businesses and meetings of world leaders to take advantage of that chance. To make sure that economic change is good for everyone, we will need ongoing democratic participation, good government leadership, and real ways to hold people accountable."
Conclusiones: Evaluación del Gran Reajuste
El Great Reset es un gran esfuerzo para resolver algunos de los problemas más importantes de nuestro tiempo utilizando una mezcla de capitalismo de las partes interesadas, gobernanza tecnológica y cooperación entre muchas partes interesadas. La iniciativa ha tenido éxito en algunos aspectos al promover la integración y la colaboración entre los sectores público y privado. Sin embargo, también ha planteado importantes cuestiones sobre el poder empresarial, la responsabilidad democrática y la gobernanza mundial.
En lugar de calificar el Great Reset de cura para todo o de conspiración, es mejor fijarse en sus propuestas reales y estar atentos a lo que significan. Los problemas que quiere resolver -el cambio climático, la desigualdad económica y los trastornos tecnológicos- son reales y deben abordarse de inmediato, aunque las soluciones que ofrece no sean perfectas.
De cara al futuro, tal vez sea mejor separar las partes útiles del Great Reset, como las métricas para el capitalismo de las partes interesadas y los marcos para la gobernanza tecnológica, de las partes más problemáticas, como la gobernanza de múltiples partes interesadas que no rinden cuentas. Esto requiere un discurso y un escrutinio democráticos continuos para garantizar que cualquier transformación económica beneficie a todos los ciudadanos, y no sólo a la élite mundial.
Evaluación crítica
Puede que el Great Reset no sea la respuesta global que dicen sus partidarios, ni el malvado plan que dicen sus detractores. En cambio, es una forma de abordar los problemas reales a los que se enfrenta la economía mundial. Su éxito final dependerá de lo bien que puedan utilizarse sus partes útiles en procesos democráticos más amplios que propicien el cambio social y económico.