Líneas Ley

En el verano de 1921, Alfred Watkins, un rico hombre de negocios, se paró en una colina de Herefordshire, Inglaterra, y dijo que había tenido una visión. Vio algo asombroso mientras contemplaba las ondulantes colinas: monumentos antiguos, iglesias medievales, túmulos prehistóricos y monumentos naturales parecían alinearse en líneas perfectamente rectas por todo el terreno. Este momento de revelación daría lugar a una de las teorías alternativas más duraderas de la arqueología británica. Empezaron siendo simples rutas comerciales y se convirtieron en místicas autopistas energéticas que, según se dice, conectan lugares sagrados de todo el mundo.

Las líneas Ley son una fascinante mezcla de arqueología, misticismo y la capacidad del ser humano para ver patrones. Lo que empezó como una simple teoría geográfica sobre antiguos caminos se ha convertido en una parte clave de las creencias de la Nueva Era, mezclándose con teorías sobre ovnis, energías terrestres y prácticas espirituales. Pero bajo las capas de significado místico se esconde una verdad más realista que nos habla tanto del paisaje antiguo como de la forma de pensar de las personas.

Paisaje antiguo con alineación de monumentos
La revelación de Alfred Watkins en una colina de Herefordshire en 1921 desencadenó una teoría que evolucionaría desde prácticos senderos hasta místicas líneas de energía que abarcan todo el planeta.

El comienzo de una teoría

Alfred Watkins no estudió arqueología. Nació en Hereford en 1855 en el seno de una familia acomodada. Se dio a conocer como fotógrafo e inventor al fabricar el Watkins Bee Meter, un innovador exposímetro que contribuyó a hacer de la fotografía una afición popular. Tuvo que viajar mucho por Herefordshire por motivos de trabajo, lo que le proporcionó un profundo conocimiento de la campiña que sería muy importante para sus teorías posteriores.

El 30 de junio de 1921, Watkins estaba mirando un mapa cerca de Blackwardine cuando vio que muchos lugares antiguos parecían alinearse perfectamente. Pensó que las líneas rectas podían conectar piedras en pie, castros, iglesias, pozos sagrados y otros puntos de referencia. Pensó que estas líneas eran antiguas rutas comerciales o senderos. Llamó a estas alineaciones "líneas ley", palabra del inglés antiguo que designa un espacio despejado. Vio esta palabra en los nombres de lugares a lo largo de las rutas que sugirió.

En septiembre de 1921, Watkins habló de su trabajo en el Club de Campo de Naturalistas de Woolhope. En 1922 publicó su primer libro sobre el tema, Early British Trackways. Su libro más importante, The Old Straight Track, apareció en 1925 y explicaba su teoría con gran detalle. Sugirió que la Gran Bretaña prehistórica estaba atravesada por una red de caminos rectos utilizados para el comercio y las funciones ceremoniales, originarios del Neolítico y sin duda anteriores a las calzadas romanas.

Watkins no creía que estas líneas tuvieran un significado sobrenatural, lo cual era muy importante. Todo el mundo decía que era una persona inteligente y lógica. Su teoría se basaba en ejemplos de la vida real: en el pasado, la gente trazaba caminos rectos a través del paisaje utilizando puntos de referencia bien conocidos como puntos de referencia. Pensaba que los agrimensores, a los que llamaba "dodmen", hacían estos senderos. Obtuvo este nombre de una etimología dudosa que tenía que ver con un dialecto local.

Rechazo arqueológico

La comunidad arqueológica no quedó impresionada. Los críticos no tardaron en señalar varios fallos importantes en la teoría de Watkins. En primer lugar, las líneas rectas propuestas no habrían funcionado bien para los desplazamientos reales, especialmente en zonas montañosas. Las personas que han caminado por la campiña británica saben que el camino más corto para llegar de un lugar a otro a menudo implica subir colinas empinadas o cruzar ríos peligrosos. Al igual que los caminantes de hoy en día, los antiguos comerciantes habrían seguido las curvas naturales del terreno y se habrían alejado de las cosas que se interponían en su camino.

En segundo lugar, y quizá peor, muchos de los lugares que Watkins relacionó pertenecían a épocas muy distintas de la historia. Una línea podía conectar un túmulo neolítico, un castro de la Edad de Hierro y una iglesia medieval, todos ellos con miles de años de diferencia. La idea de que estos monumentos dispares constituían un sistema singular y orquestado rebasaba los límites de lo plausible.

El argumento estadístico era igual de malo. Gran Bretaña, especialmente el sur de Inglaterra, tiene un número muy elevado de yacimientos históricos y prehistóricos. Hay iglesias, túmulos, piedras en pie y otros lugares interesantes por todo el paisaje. Si trazamos una línea recta en casi cualquier dirección, es probable que nos crucemos por casualidad con varios de estos puntos de interés. Tom Williamson y Liz Bellamy lo demostraron con creces en su libro Ley Lines in Question, publicado en la década de 1980. Demostraron que la densidad de yacimientos arqueológicos en el paisaje británico es tan alta que descubrir alineaciones aparentes es estadísticamente inevitable y no corrobora una planificación intencionada.

Para demostrar lo absurdo que era, el arqueólogo Richard Atkinson hizo un mapa de "leys de cabinas telefónicas", mostrando que incluso las cabinas telefónicas modernas podían conectarse mediante líneas rectas utilizando el mismo método que Watkins. Este ejercicio demostró lo peligroso que es el sesgo de confirmación: si se buscan patrones con suficientes puntos de datos, siempre se encontrarán.

El renacimiento de los 60 y el cambio místico

Watkins murió en 1935, y sus ideas podrían haber caído en el olvido de no ser por un enorme resurgimiento en la década de 1960. Esta resurrección vino acompañada de un enorme cambio que probablemente habría disgustado al hombre de negocios racional. Tony Wedd, un antiguo piloto de la RAF y aficionado a los ovnis que escribió un folleto titulado Skyways and Landmarks en 1961, inició el renacimiento. Wedd dijo que las líneas ley no eran en absoluto antiguas rutas comerciales

Wedd se había visto influido por el ufólogo francés Aimé Michel, que afirmaba que los avistamientos de ovnis en Francia seguían patrones de líneas rectas que él denominaba "ortotenias". Wedd combinó estos datos con las líneas ley de Watkins y las afirmaciones de personas que decían haber sido abducidas por extraterrestres de que los ovnis utilizaban los campos magnéticos de la Tierra para navegar. Llegó a la conclusión de que los antiguos habían establecido líneas ley para guiar a las naves espaciales visitantes.

El libro de John Michell The View Over Atlantis (1969) popularizó la idea. El historiador Ronald Hutton lo llamó "casi el documento fundacional del movimiento moderno de los misterios de la Tierra". Michell, que formaba parte de la contracultura y salía con los Rolling Stones, convirtió las líneas ley de caminos ordinarios en canales de energía mística. Utilizó ideas chinas sobre el feng shui y las líneas de dragón para sugerir que una antigua civilización avanzada cubrió una gran parte del mundo y construyó líneas ley para utilizar la energía espiritual que fluye por la Tierra.

Interpretación moderna de las líneas ley con visualización de la energía
Desde los senderos prácticos de Alfred Watkins hasta la visión del movimiento New Age de los años sesenta de las autopistas de energía terrestre que conectan lugares sagrados de todo el mundo.

El trabajo de Michell llegó en el momento justo de la historia. La contracultura de los años sesenta aceptaba todo lo que iba en contra de la ciencia y la razón tradicionales. Las líneas Ley se relacionaron con el comienzo de la Era de Acuario, las energías de la Tierra, los fenómenos psíquicos y los conocimientos ancestrales perdidos por el materialismo moderno. En 1965 apareció la revista Ley Hunter, y un grupo de aficionados empezó a utilizar mapas, brújulas y varillas de zahorí para buscar en la campiña británica estas supuestas líneas de energía.

Esta visión de la Nueva Era era muy diferente de la idea original de Watkins. Él había sugerido caminos sencillos para desplazarse, pero Michell y sus seguidores pensaban en ríos de poder místico que conectaban lugares sagrados y canales de energía terrestre que sólo podían sentir quienes tenían sensibilidad espiritual. Algunas personas que creían en las líneas ley decían que dormir en lugares situados a lo largo de ellas les producía sueños proféticos o cambiaba su estado de ánimo. Algunas personas utilizaban la radiestesia para trazar mapas de lo que creían que eran corrientes de energía invisibles que las herramientas científicas no podían ver.

Ejemplos famosos

La Línea de San Miguel es el ejemplo más famoso de una supuesta línea ley. Recorre unas 364 millas a través del sur de Inglaterra, desde el Monte de San Miguel en Cornualles hasta Hopton-on-Sea en Norfolk. Se dice que atraviesa o está cerca de muchos lugares importantes, como Glastonbury Tor, Burrowbridge Mump, Avebury y varias iglesias dedicadas a San Miguel. Los partidarios dicen que la línea sigue la trayectoria del sol el 8 de mayo, que es la fiesta primaveral de San Miguel.

Las personas interesadas en esto también hablan de una "Línea de María" que supuestamente rodea a la Línea de Miguel. Se dice que las dos líneas representan las energías masculina solar y femenina lunar. En su libro El Sol y la Serpiente, los radiestesistas Paul Broadhurst y Hamish Miller escribieron sobre su viaje a lo largo de estas líneas, diciendo que sintieron diferentes firmas de energía en diferentes lugares.

Otra alineación que aparece con frecuencia conecta Stonehenge, Glastonbury Tor y Avebury en un triángulo rectángulo perfecto. Los que creen esto ven la geometría precisa como una prueba de las habilidades topográficas de los antiguos y de una planificación cuidadosa. Pero los escépticos afirman que, cuando hay muchos lugares antiguos próximos entre sí, las relaciones geométricas son inevitables y no significan nada.

Los interesados en las líneas ley han difundido la idea mucho más allá de Gran Bretaña. Dicen que una red de líneas conecta monumentos famosos de todo el mundo, como las pirámides egipcias, Machu Picchu, Stonehenge, Uluru y otros. La mayoría de las veces, estas afirmaciones se basan en elegir lugares famosos y trazar líneas entre ellos en proyecciones de mapas planos. No tienen en cuenta el hecho de que la Tierra es curva y que estas estructuras fueron construidas por diferentes culturas separadas por miles de kilómetros y años.

La decisión científica

Desde un punto de vista científico, las líneas ley no existen realmente. Numerosos estudios han demostrado sin lugar a dudas que las alineaciones aparentes no son prueba de una planificación ancestral ni de energías místicas, sino más bien fruto del azar, la observación selectiva y el sesgo cognitivo.

La cuestión estadística persiste como insalvable. Hay miles de yacimientos antiguos en el paisaje británico, por lo que las líneas rectas que conectan varios puntos de referencia no son una prueba de diseño, sino más bien un hecho matemático. Un investigador puede crear "líneas ley" que parezcan reales eligiendo cuidadosamente qué yacimientos incluir y cuáles omitir. Cuando los partidarios de las líneas ley muestran sus alineaciones, siempre dejan fuera los numerosos yacimientos que no encajan en las líneas propuestas.

El problema con la cronología es igual de grave. Los mapas de líneas ley a menudo relacionan lugares separados por miles de años, como los henges neolíticos, los túmulos funerarios de la Edad de Bronce, los castros de la Edad de Hierro, las calzadas romanas, las iglesias sajonas y los castillos normandos. La idea de que todas estas estructuras, que fueron construidas por culturas diferentes por motivos distintos a lo largo de miles de años, se colocaron siguiendo un plan maestro va en contra de la lógica y de las pruebas arqueológicas.

Y lo que es más importante, ninguna herramienta científica ha sido capaz de medir las "energías terrestres" que dicen encontrar quienes creen en las líneas ley. Los magnetómetros, que pueden captar pequeños cambios en los campos magnéticos, se han utilizado mucho en lugares donde se dice que hay líneas ley. Nunca han mostrado nada parecido a los flujos de energía rectos de los que hablan los radiestesistas. El Proyecto Dragón se creó en los años 70 para buscar pruebas científicas de la existencia de energías terrestres en yacimientos prehistóricos. Funcionó durante décadas sin encontrar datos fiables que respaldaran las teorías de las líneas ley.

La radiestesia, la principal forma de "encontrar" líneas ley, se ha probado muchas veces en entornos controlados y nunca se ha demostrado que funcione mejor que el azar. El efecto ideomotor, y no una fuerza exterior, es lo que hace que las varillas de radiestesia se muevan. Esto ya se sabe.

La ciencia de reconocer patrones

¿Por qué tanta gente cree en las líneas ley si no existen? La respuesta está en partes básicas de la forma de pensar de las personas, especialmente en lo bien que podemos reconocer patrones. Nuestros cerebros desarrollaron la capacidad de reconocer patrones en nuestro entorno, algo esencial para la supervivencia. Pero esta misma habilidad puede hacernos ver patrones significativos en datos aleatorios, lo que los psicólogos llaman apofenia o pareidolia.

Cuando miramos un mapa con muchos lugares históricos, nuestro cerebro intenta de forma natural encontrar conexiones y dar sentido a las cosas. Cuando se trazan líneas entre puntos de referencia, se crean patrones que resultan satisfactorios y parecen hechos a propósito. Así es como funciona nuestro cerebro para ver caras en las nubes, constelaciones en patrones estelares aleatorios o mensajes ocultos en el ruido estático.

Las líneas Ley también proporcionan un sentido más profundo de conexión con la sabiduría antigua y el conocimiento secreto. En un mundo cada vez más complicado y secular, la idea de que nuestros antepasados sabían cosas secretas sobre las energías de la Tierra es una historia reconfortante sobre el conocimiento perdido. Implica que los enigmas existen más allá del alcance de la ciencia tradicional, alcanzables únicamente por individuos que posean una conciencia espiritual o una mentalidad abierta.

La dimensión experiencial de la búsqueda de ley fortalece la creencia. Caminar por paisajes antiguos, contemplar monumentos prehistóricos e intentar sentir energías místicas pueden ser experiencias muy conmovedoras. Las personas que creen en las energías de la Tierra afirman que la combinación de actividad física, belleza natural, un entorno histórico y anticipación puede provocar fuertes respuestas emocionales. Que estas cosas hayan ocurrido de verdad no significa que la razón por la que ocurrieron sea real.

Efecto en la cultura

Las líneas Ley han tenido un gran impacto cultural, aunque no tengan validez científica. Han pasado a formar parte de la cultura popular y han inspirado a escritores, músicos y artistas. Richard Long y Hamish Fulton fueron dos artistas que formaron parte del movimiento land art en la década de 1970. Se inspiraron en ideas sobre la alineación del paisaje y la geografía sagrada. Según las teorías de las líneas ley, el festival de música de Glastonbury colocó su escenario piramidal en un lugar determinado.

Las líneas ley se utilizan a menudo en libros de fantasía, videojuegos y películas como lugares donde se puede encontrar magia. Este tratamiento ficticio es más honesto que las afirmaciones pseudocientíficas, ya que considera las líneas ley como algo imaginario y no real.

Las líneas ley se utilizan a menudo en rituales y geografía sagrada en el paganismo moderno y la espiritualidad de la Nueva Era, que es otra forma en que la idea ha afectado a estos grupos. Glastonbury se encuentra en la supuesta Línea de San Miguel y se ha convertido en un centro de espiritualidad alternativa, en parte por su conexión con las teorías de las líneas ley. Este uso espiritual puede ser importante para quienes lo practican, pero no es lo mismo que hacer una afirmación sobre construcciones antiguas o energías mensurables.

El atractivo duradero

Las líneas Ley siguen fascinando a la gente más de cien años después de que Alfred Watkins las descubriera en una ladera, aunque haya muchas pruebas de que no existen. Esta persistencia nos muestra algo importante sobre las personas: nuestra necesidad de misterio, significado y un vínculo con el pasado a menudo supera nuestro compromiso con los hechos y el pensamiento lógico.

El fenómeno de las líneas ley demuestra que las ideas pueden cambiar de un modo que la persona que las concibió no pretendía. Watkins propuso una hipótesis arqueológica comprobable sobre los antiguos caminos. Esta hipótesis debería haber sido abandonada cuando las pruebas no la respaldaron. En lugar de eso, se convirtió en un sistema de creencias espirituales que no podía demostrarse que fuera erróneo porque los creyentes decían tener conocimientos especiales a los que sólo ellos podían acceder.

Este cambio no sólo ocurre con las líneas ley. Muchas creencias pseudocientíficas siguen un patrón similar: una idea que parece razonable al principio pero que es errónea se hace popular, cambia para incluir elementos sobrenaturales que hacen imposible demostrar que es errónea, y se mantiene porque satisface necesidades psicológicas que los hechos no pueden satisfacer.

Pero quizá la búsqueda de ley no se limite a tener razón. Esta práctica anima a la gente a observar su entorno, a prestar atención a los edificios antiguos y a pensar en la relación entre las personas y la tierra. Caminar de un lugar histórico a otro, siguiendo o no una "línea ley", puede ayudar a apreciar tanto la belleza de la naturaleza como la historia de la cultura. Si la creencia en las líneas ley inspira a las personas a conectar con la historia y el paisaje de un modo personalmente significativo, es posible que posean un valor intrínseco, independientemente de las energías místicas.

La clave está en mantener la diferencia entre lo que se siente importante y lo que es objetivamente cierto. Las líneas Ley pueden verse como ideas culturales e imaginativas sin ser vistas como cosas reales. Los sitios antiguos que dicen que conectan son obras realmente asombrosas de la creatividad y el trabajo humanos que no necesitan ninguna explicación sobrenatural para que la gente se asombre.

En última instancia, las líneas Ley revelan más sobre nuestra propia identidad que sobre el mundo antiguo. Muestran lo bien que podemos reconocer patrones, lo mucho que queremos saber lo que está pasando y lo dispuestos que estamos a ver lo que queremos ver. Hay muchas cosas asombrosas en el paisaje, pero son las cosas asombrosas que provienen de la naturaleza, los logros humanos y la profunda historia escrita en piedra y tierra, no líneas de energía invisibles que guían naves espaciales o canalizan fuerzas cósmicas.

La verdadera magia no está en las alineaciones místicas

Referencias

  1. A. Watkins (1925). The Old Straight Path. Publicado por Methuen.
  2. Williamson, T., y Bellamy, L. (1983). Ley Lines in Doubt. El trabajo del mundo.
  3. Michell, J. (1969). The View Over Atlantis. Sago Press.
  4. R. Hutton (1991). The Pagan Religions of the Old British Isles. Blackwell Publishing.
  5. Pennick, N., y Devereux, P. (1989). Líneas en el paisaje. Robert Hale.
  6. R.T. Carroll (2003). The Skeptic's Dictionary: A Collection of Weird Beliefs, Funny Lies, and Dangerous Lies. Wiley.
  7. B. Radford (2013). "La tradición y el atractivo de las líneas ley". Live Science.
  8. S. Daniels (2006). "Lines of Sight: Alfred Watkins, Photography, and Topography in Early Twentieth-Century Britain". Tate Papers.