En el corazón de la selva amazónica se esconde uno de los misterios más perdurables de la arqueología, donde la leyenda se encuentra con la realidad y la obsesión trasciende el tiempo.
La Ciudad Perdida de Z es uno de los misterios más perdurables de la arqueología. Está oculta en las profundidades de la selva amazónica. Durante más de cien años, esta legendaria civilización ha despertado la imaginación de la gente y ha dado lugar a numerosas expediciones, libros y películas. Lo que comenzó como la obsesión de un explorador británico se ha convertido en una historia fascinante que llena el vacío entre el mito y la realidad y cambia nuestra forma de pensar sobre las antiguas civilizaciones amazónicas.
El comienzo de una obsesión
El coronel Percy Harrison Fawcett, geógrafo, cartógrafo y explorador británico nacido en Torquay, Devon, en 1867, es el protagonista de la historia de la Ciudad Perdida de Z. Fawcett era diferente de muchos de sus compañeros exploradores porque su familia tenía una larga historia de aventuras. Su padre era miembro de la Real Sociedad Geográfica y su hermano era un conocido alpinista y filósofo.
La Royal Geographical Society contrató a Fawcett en 1906 para cartografiar las desconocidas tierras fronterizas entre Brasil y Bolivia. Este fue el comienzo de su viaje a Sudamérica. Este trabajo cambiaría su vida porque le mostró la asombrosa variedad de la vida en el Amazonas y los tentadores indicios de antiguas civilizaciones que una vez prosperaron en este desierto "vacío".
Fawcett realizó siete grandes viajes a la cuenca del Amazonas entre 1906 y 1924. Se le daba muy bien tratar con los nativos, a diferencia de muchos exploradores europeos de su época. A menudo utilizaba regalos, paciencia y un comportamiento educado en lugar de la fuerza. Sus viajes fueron buenos para la ciencia porque descubrió las fuentes de varios ríos, cartografió cientos de kilómetros de selva inexplorada y realizó observaciones geográficas detalladas que ayudaron a trazar el mapa de Sudamérica.
El manuscrito que lo cambió todo
La creencia de Fawcett en la Ciudad Perdida de Z no se basaba sólo en ideas románticas. Sus creencias se vieron reforzadas por el descubrimiento del Manuscrito 512, un enigmático documento portugués del siglo XVIII ubicado en la Biblioteca Nacional de Brasil, en Río de Janeiro. Este interesante texto, que se cree fue escrito por el bandeirante portugués João da Silva Guimarães, cuenta la historia de cómo se encontraron unas antiguas ruinas en 1753.
El manuscrito pintaba una hermosa ciudad de piedra que parecía pertenecer al Mediterráneo clásico. Hablaba de grandes calles, bellos arcos, grandes plazas, fuentes y templos con jeroglíficos. Lo más interesante es que el documento hablaba de estilos de construcción que parecían imposibles para las culturas amazónicas nativas, al menos desde el punto de vista europeo de la época.
El manuscrito cuenta que los exploradores portugueses encontraron esta ciudad en ruinas mientras buscaban las legendarias minas de Muribeca, que son la versión brasileña de El Dorado. Dicen que la ciudad que encontraron estaba completamente vacía, con hermosas casas de piedra sin muebles ni habitantes. Era como si todo el mundo hubiera desaparecido en la selva.
Ideas y métodos de Fawcett
En 1914, Fawcett ya había elaborado una teoría completa sobre la civilización perdida a la que llamó "Z". Se diferenciaba de muchos buscadores de tesoros de su época en que se tomaba su búsqueda muy en serio. Habló con muchos nativos, grabó sus historias y examinó cuidadosamente documentos antiguos. Sus investigaciones le llevaron a creer que existía una civilización compleja en la región brasileña de Mato Grosso, cerca de la cabecera del río Xingu, antes de la llegada de Colón.
La teoría de Fawcett fue innovadora para su época. La mayoría de los arqueólogos pensaban que la selva amazónica era demasiado peligrosa para que vivieran en ella grandes grupos de personas o civilizaciones avanzadas. La gente llamaba a la zona "paraíso falso" porque parecía bonita pero no podía soportar el crecimiento urbano. Fawcett discrepaba de esta opinión y afirmaba que los numerosos relatos de los conquistadores españoles sobre grandes asentamientos y sociedades indígenas avanzadas no podían ser todos inventados.
El redescubrimiento de Machu Picchu por Hiram Bingham III en 1911 le dio más confianza. Demostró que las grandes ciudades antiguas podían permanecer ocultas en las zonas más remotas de Sudamérica durante cientos de años. Fawcett pensó que si un complejo tan bello podía perderse en los Andes peruanos, también podría hacerlo en la Amazonia brasileña.
La última expedición y la desaparición
Fawcett consiguió apoyo para la que sería su expedición más famosa y última, a pesar de que los académicos se mostraban escépticos y él tenía problemas de dinero. El 20 de abril de 1925 partió de Cuiabá (Brasil) con su hijo Jack, de 21 años, y el mejor amigo de éste, Raleigh Rimmel. La expedición atrajo mucha atención, y los periódicos estaban deseosos de recibir noticias periódicas de la selva.
Fawcett pensaba que el grupo viajaba ligero porque sólo llevaban lo necesario: dos trabajadores brasileños, caballos, mulas y perros. Fawcett estaba seguro de que sus años de experiencia y la gente que había elegido para acompañarle le ayudarían a tener éxito. Sus cartas a casa demostraban que tenía esperanzas.
"You need have no fear of any failure..."
El último mensaje de la expedición llegó el 29 de mayo de 1925, en una carta escrita desde un lugar que Fawcett llamó "Campamento del Caballo Muerto". Este lugar recibió su nombre porque allí murió un caballo durante la expedición de Fawcett en 1920. La carta mostraba que estaba listo para adentrarse en territorio inexplorado sólo con Jack y Rimmel, habiéndose deshecho de los guías brasileños.
Percy Fawcett, su hijo y Raleigh Rimmel desaparecieron sin dejar rastro después del 29 de mayo de 1925. En enero de 1927, casi dos años después de su último mensaje, la Royal Geographical Society declaró oficialmente que se habían perdido.
La búsqueda y las ideas
La desaparición de un explorador tan famoso atrajo mucha atención en todo el mundo y dio lugar a numerosos intentos de rescate. En las décadas siguientes salieron a la luz pistas interesantes: en 1927 se encontró una placa con el nombre de Fawcett
La gente tenía distintas ideas sobre lo que les había ocurrido. Algunos pensaban que las tribus nativas hostiles los habían matado, mientras que otros creían que habían muerto de enfermedad o de hambre. Algunas teorías románticas decían que Fawcett había decidido "hacerse nativo" y vivir con los nativos. Algunos incluso pensaban que había encontrado su ciudad perdida y había decidido quedarse allí.
En 2005, el periodista David Grann investigó el misterio para la revista The New Yorker. A continuación, escribió el bestseller "La ciudad perdida de Z" (2009), basado en su investigación. La investigación de Grann le llevó a ver a los kalapalo, uno de los últimos grupos nativos que conoció la expedición de Fawcett. Los kalapalo tenían historias orales sobre el grupo de Fawcett que hablaban de cómo habían advertido a los exploradores sobre tribus hostiles al este, pero no fueron escuchados. Estas historias cuentan que los kalapalo vieron humo procedente de las hogueras de Fawcett durante cinco días después de que la expedición abandonara su aldea. Después, el humo cesó, lo que significa que los exploradores probablemente murieron.
Nuevos descubrimientos en arqueología
Aunque la "Ciudad de Z" de Fawcett nunca se encontró, la arqueología moderna ha demostrado que muchas de sus ideas principales sobre las civilizaciones amazónicas eran ciertas. Las tecnologías avanzadas, especialmente LiDAR (Light Detection and Ranging), han cambiado por completo nuestra forma de pensar sobre las sociedades amazónicas precolombinas.
El complejo arqueológico de Kuhikugu es el hallazgo más importante que avala las teorías de Fawcett. El antropólogo Michael Heckenberger y los kuikuro locales fueron los primeros en estudiarlo científicamente. Kuhikugu es un enorme complejo urbano que albergaba a unas 50.000 personas en un área de 7.700 millas cuadradas. Se encuentra en la región del curso superior del río Xingu, donde Fawcett estaba buscando.
La civilización Kuhikugu, que duró desde hace unos 1.500 años hasta hace unos 400, contaba con una avanzada planificación urbana que incluía:
- Asentamientos interconectados por caminos elevados y canales para canoas.
- Gestión avanzada del agua con presas, estanques para peces y sistemas para regar las plantas
- Estructuras defensivas como fosos y empalizadas alrededor de pueblos y ciudades
- Grandes espacios públicos con plazas de hasta 150 metros de ancho
- Arquitectura monumental construida horizontalmente en lugar de verticalmente, como las pirámides de los mayas y los aztecas.
La civilización se desmoronó a principios del siglo XVII, probablemente a causa de las enfermedades traídas por los europeos, aunque puede que no hubiera ningún contacto directo durante décadas. La selva ya había empezado a recuperar los asentamientos abandonados cuando llegaron los europeos.
LiDAR y nuevos hallazgos
Recientes estudios LiDAR en la cuenca del Amazonas han hallado aún más pruebas de la existencia de ciudades antiguas. Los arqueólogos han descubierto la avanzada cultura Casarabe (500-1400 d.C.) en la región boliviana de Llanos de Mojos. Esta cultura construyó grandes ciudades con una arquitectura monumental de plataformas y pirámides unidas por calzadas elevadas que se extendían a lo largo de varios kilómetros.
Estos hallazgos han demostrado:
- Enorme tamaño de los asentamientos precolombinos que antes no se conocían
- Ingeniería avanzada, como sistemas de control del agua y redes de transporte de personas y mercancías.
- Una estructura social complicada que puede planificar y llevar a cabo grandes proyectos de construcción
- Modificaciones medioambientales que demuestran que estas sociedades gestionaban activamente sus recursos forestales
Se han hecho descubrimientos similares en toda la Amazonia, desde antiguos movimientos geométricos de tierra (geoglifos) en el estado brasileño de Acre hasta zonas urbanas en Ecuador. Estos hallazgos demuestran que la Amazonia no era un desierto "vacío", sino un lugar donde vivieron millones de personas en civilizaciones avanzadas y duraderas.
La justificación científica
La arqueología moderna ha confirmado que la hipótesis central de Fawcett era correcta: la selva amazónica albergó antaño grandes y complejas civilizaciones capaces de una arquitectura monumental y una sofisticada planificación urbana. Pero estas sociedades eran civilizaciones nativas americanas, no las colonias mediterráneas o europeas en las que a veces pensaba Fawcett.
El colapso de estas civilizaciones no se debió a una misteriosa catástrofe, sino al devastador impacto de las enfermedades del Viejo Mundo introducidas por el contacto europeo. Se cree que la población indígena de las Américas se redujo en un 90% tras la llegada de los europeos. La Amazonia se vio especialmente afectada porque en ella vivía mucha gente y era más probable que enfermara a causa de epidemias.
Efectos sobre el medio ambiente y la historia
El descubrimiento de grandes civilizaciones precolombinas en el Amazonas tiene grandes efectos en nuestra forma de pensar sobre cómo interactúan las personas y el medio ambiente. Estas sociedades crearon formas de gestionar los bosques que eran buenas para el medio ambiente y permitían la existencia de grandes poblaciones. La conocida "terra preta" (tierra negra) que se encuentra por todo el Amazonas es en su mayor parte el resultado de métodos de cultivo tradicionales que hicieron el suelo más fértil.
Estos conocimientos cuestionan los supuestos occidentales sobre la naturaleza salvaje y la conservación, y sugieren que la Amazonia que vemos hoy no es naturaleza prístina, sino un paisaje que aún se está recuperando del colapso demográfico de los siglos XVI y XVII.
Legado cultural e interpretación moderna
La historia de la Ciudad Perdida de Z se ha convertido en una poderosa metáfora cultural de la relación de la humanidad con lo desconocido. La búsqueda de Fawcett muestra lo noble que puede ser la exploración científica y lo peligroso que puede ser obsesionarse demasiado. Su historia ha servido de inspiración:
- Obras literarias como "El mundo perdido" (1912), de Arthur Conan Doyle.
- "La ciudad perdida de Z" (2009), de David Grann, es uno de los libros modernos más populares
- Películas de Hollywood, como la versión de 2016 con Charlie Hunnam.
- Documentales que profundizan tanto en el misterio histórico como en los nuevos hallazgos arqueológicos
Lecciones de la búsqueda
La Ciudad Perdida de Z nos enseña muchas cosas que perdurarán:
Persistencia científica: La creencia de Fawcett de que existían civilizaciones complejas en el Amazonas, a pesar de que los académicos se mostraban escépticos, se ha demostrado en su mayor parte correcta por la arqueología moderna.
Humildad cultural: La historia nos hace reflexionar sobre lo que creemos saber acerca de cómo los indígenas pueden hacer las cosas y cómo interactúan con el medio ambiente.
Revolución tecnológica: Nuevas herramientas como el LiDAR están cambiando la forma de ver las cosas en los bosques en los que han estado las personas.
Cooperación interdisciplinar: Los descubrimientos recientes más importantes han sido fruto del trabajo conjunto de arqueólogos, comunidades indígenas y expertos en tecnología.
El misterio que no cesa
Ahora sabemos que Fawcett tenía razón en su mayor parte sobre las civilizaciones amazónicas, pero aún quedan algunos misterios:
- El destino exacto de Fawcett sigue interesando a investigadores y aventureros
- Los historiadores siguen discutiendo si el Manuscrito 512 es real
- Es probable que bajo los árboles aún se oculten yacimientos por descubrir
- Las historias orales indígenas pueden contener pistas adicionales sobre los antiguos asentamientos
Relevancia hoy
La historia de La ciudad perdida de Z sigue siendo relevante hoy en día porque la Amazonia se enfrenta a amenazas sin precedentes derivadas del cambio climático, la deforestación y la presión del desarrollo. Conocer la larga historia de los habitantes de la zona hace más importantes los esfuerzos de conservación y demuestra lo importante que es proteger tanto los ecosistemas naturales como las comunidades indígenas que aún mantienen vínculos con este antiguo patrimonio.
Los hallazgos arqueológicos fruto de la búsqueda de Fawcett demuestran que el Amazonas no es sólo un lugar con una gran variedad de plantas y animales, sino también uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo. Esta doble importancia -ecológica y cultural- refuerza los argumentos a favor de una amplia salvaguarda de la selva tropical.
Conclusiones: Entre la verdad y el mito
La Ciudad Perdida de Z es una de las historias más interesantes sobre exploración porque conecta la aventura romántica con el descubrimiento científico. La obsesiva búsqueda de Percy Fawcett, que le costó la vida, condujo a un conocimiento revolucionario de las civilizaciones americanas precolombinas.
Fawcett nunca descubrió su "Z" particular, pero su creencia de que civilizaciones avanzadas prosperaron antaño en el Amazonas ha quedado inequívocamente validada. Encontró las ciudades perdidas que buscaba. No eran colonias europeas ni puestos avanzados mediterráneos...
La historia nos recuerda que todavía hay misterios en el mundo que merece la pena investigar, que los sistemas de conocimiento indígenas encierran una profunda sabiduría y que nuestra comprensión de lo que la gente puede hacer y de cómo interactúa con el medio ambiente está siempre cambiando. Fawcett nos ayudó a encontrar algo que puede ser incluso más valioso que la Ciudad Perdida de Z: una comprensión más profunda de lo complejas y avanzadas que eran las civilizaciones americanas precolombinas y de cómo interactúan las personas y el mundo natural.
Mientras nos enfrentamos a problemas medioambientales en todo el mundo, los modos de vida sostenibles de estas civilizaciones "perdidas" pueden enseñarnos mucho. Lo que empezó como la obsesión de un hombre por una ciudad mítica se ha convertido en una mayor comprensión de lo que la gente puede hacer y de cómo interactuamos con el mundo que nos rodea. Esto la convierte en una de las historias arqueológicas más importantes de la era moderna.