Durante más de setenta años, el tema de los ovnis ha estado en una zona gris entre la negación gubernamental y el interés público. Lo que empezó como informes aleatorios de cosas extrañas que ocurrían en el cielo durante la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en uno de los temas más duraderos y controvertidos de la política y la sociedad estadounidenses modernas. El movimiento por la divulgación de los ovnis es un esfuerzo a largo plazo de investigadores, activistas, militares y políticos por conseguir que el gobierno se muestre abierto sobre lo que sabe acerca de estos extraños objetos y la posibilidad de que exista inteligencia no humana.
En diciembre de 2017, el New York Times publicó un impactante artículo que revelaba la existencia de un programa secreto de investigación OVNI del Pentágono. Este fue un punto de inflexión en la historia del movimiento. Esta revelación, planeada por un pequeño grupo de ex oficiales militares y de inteligencia, rompió décadas de silencio oficial e inició una nueva era de apertura gubernamental sobre fenómenos aéreos no identificados. La historia que salió a la luz fue la de la resistencia burocrática, la valentía política y el progreso lento pero constante hacia el reconocimiento oficial de cosas que nos hacen cuestionar lo que sabemos sobre física y tecnología.
El inicio de la divulgación moderna
Hay ciertas personas que arriesgaron sus trabajos y reputaciones para hacer pública información secreta que inició el movimiento moderno de divulgación de los ovnis. Luis Elizondo, un oficial de inteligencia de carrera que estaba a cargo de las investigaciones secretas sobre OVNIs del Pentágono, fue la persona más importante en este esfuerzo. El paso de Elizondo de ser un infiltrado del gobierno a un defensor público muestra cómo todo el movimiento de divulgación ha pasado de ser una cuestión marginal a una cuestión política dominante.
Luis "Lue" Elizondo trabajó durante más de veinte años en distintos puestos de la comunidad militar y de inteligencia de Estados Unidos. Algunas de estas funciones incluían la protección de la tecnología aeroespacial estadounidense y operaciones de contrainteligencia. No era un buen candidato para ser el rostro de la divulgación OVNI porque tenía formación científica y no le interesaba la ciencia ficción. Pero en 2009, Elizondo fue contratado para trabajar en el Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales, un proyecto secreto del Pentágono que estudia las amenazas aéreas, incluidas las cosas que no se pueden explicar.
La AATIP supuso un cambio importante en la forma en que el gobierno se ocupaba de los ovnis. La AATIP era distinta de las investigaciones anteriores, que intentaban demostrar o explicar los avistamientos. En su lugar, se suponía que debía estudiar los efectos sobre la seguridad nacional de los encuentros militares con ovnis. El líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, consiguió la mayor parte de los 22 millones de dólares de financiación del programa, que funcionó entre 2007 y 2012. En él se estudiaban los casos en los que el personal militar se encontraba con objetos que tenían capacidades muy superiores a las que se conocían en ese momento.
Cuando la financiación oficial de la AATIP se agotó en 2012, Elizondo siguió trabajando en ella por su cuenta, con la esperanza de llamar más la atención sobre lo que consideraba un gran problema de seguridad nacional. Cuando intentó hablar con altos cargos del Pentágono sobre los encuentros con ovnis, siempre le ignoraron o se burlaron de él. El estigma que rodea a los ovnis hizo que las instituciones se resistieran, lo que les impidió considerar seriamente la inteligencia potencialmente importante.
Elizondo estaba harto de años de evasivas burocráticas y tomó una decisión que cambiaría el curso de la investigación OVNI para siempre. Renunció a su trabajo en el Pentágono en octubre de 2017 para protestar, escribiendo una carta que decía claramente que el gobierno no estaba prestando suficiente atención al tema de los OVNIs. No se fue para retirarse
Las grandes noticias del New York Times
El artículo del New York Times "Auras brillantes y 'dinero negro': The Pentagon's Mysterious U.F.O. Program" del 16 de diciembre de 2017 marcó un antes y un después en la divulgación de los ovnis. Helene Cooper, Ralph Blumenthal y Leslie Kean escribieron el reportaje, que no solo hablaba del AATIP, sino que también mostraba imágenes militares reales de encuentros con objetos que no podían ser identificados. El artículo presentó al público estadounidense a personas importantes que llegarían a serlo para el movimiento de divulgación, como Elizondo, Christopher Mellon, que era Subsecretario Adjunto de Defensa, y el difunto senador Harry Reid.
Christopher Mellon fue muy importante para que se produjera esta revelación. Los antecedentes de Mellon como Subsecretario Adjunto de Defensa para Inteligencia bajo las administraciones de Clinton y Bush dieron credibilidad a la revelación porque tenía experiencia en gobierno y seguridad. Su decisión de entregar al New York Times los vídeos de ovnis del Pentágono fue un movimiento arriesgado por parte de un antiguo funcionario de alto rango que había estado a cargo de algunos de los programas más secretos del gobierno.
Los vídeos que aparecieron con el artículo del Times, que más tarde se conocieron como "FLIR1", "GIMBAL" y "Go Fast", mostraban encuentros militares con objetos que parecían romper las leyes conocidas de la física cuando volaban. No se trataba de fotos borrosas tomadas por aficionados ni de relatos de testigos poco fiables
La cuidadosa planificación de los principales implicados quedó demostrada por el momento y la forma en que se hizo pública esta información. En lugar de dar la información a grupos de investigación sobre ovnis o a medios de comunicación marginales, eligieron el periódico más respetado del país y siguieron las normas periodísticas para comprobar y confirmar la información. Este enfoque legitimó el tema OVNI y lo situó en el ámbito de la discusión política dominante, lejos de las teorías conspirativas.
A la Academia de las Estrellas: Hacer de la divulgación parte del sistema
Un grupo inusual se puso en marcha en octubre de 2017, justo antes de que saliera el artículo del New York Times. El objetivo del grupo era promover la investigación y divulgación de ovnis. Tom DeLonge, miembro de la banda Blink-182, ayudó a fundar la To The Stars Academy of Arts & Science (TTSA). El grupo estaba formado por antiguos funcionarios del gobierno, militares y científicos que investigaban fenómenos aéreos no identificados y creaban nuevas tecnologías para estudiarlos.
Al principio, tanto los medios de comunicación como la comunidad de investigadores de ovnis se mostraron escépticos ante la implicación de DeLonge en la divulgación de ovnis. Sin embargo, el hecho de que fuera capaz de conseguir que se unieran a la TTSA ex funcionarios gubernamentales serios hizo que pareciera que era algo más que la afición a los ovnis de una celebridad. Luis Elizondo era el Director de Seguridad Global y Programas Especiales, Christopher Mellon era el Asesor de Asuntos de Seguridad Nacional y Harold Puthoff era un físico que había trabajado en programas secretos del gobierno estudiando fenómenos extraños.
La TTSA desempeñó muchas funciones diferentes en el amplio movimiento a favor de la divulgación. Proporcionó a antiguos funcionarios del gobierno un lugar seguro para hablar sobre información clasificada, financió la investigación de nuevas ideas de propulsión y creó programas de entretenimiento destinados a enseñar a la gente sobre los ovnis. El trabajo del grupo en los medios de comunicación, como el programa "Unidentified" del Canal Historia, dio a conocer los avistamientos militares de ovnis a un público más amplio.
El lanzamiento de TTSA también demostró que la divulgación de ovnis podía dar dinero. El grupo salió a bolsa con una oferta de valores que le reportó millones de dólares de inversores interesados tanto en el potencial de investigación como en el valor de entretenimiento de los contenidos relacionados con ovnis. Esto supuso un gran cambio con respecto a la forma en que se había hecho antes la investigación sobre ovnis, que dependía sobre todo de voluntarios y pequeñas donaciones de aficionados.
Pero los grandes objetivos de TTSA acabaron yendo más allá de lo que podía hacer y de lo que tenía. Aunque prometieron hacer grandes cambios en la tecnología y seguir revelando secretos gubernamentales, al grupo le costó mucho hacer las cosas. En 2020, gente importante como Mellon se había marchado, y DeLonge tuvo que volver a centrarse en hacer contenidos de entretenimiento. TTSA no tuvo un gran efecto directo, pero fue un eslabón importante entre la primera revelación y los esfuerzos posteriores del gobierno por ser más abierto.
El Congreso despierta
El movimiento de divulgación se aceleró como nunca cuando el Congreso de Estados Unidos se dio por enterado. La presión política que no se podía ignorar procedía de testigos militares creíbles, imágenes autentificadas y antiguos altos cargos que hablaban de ovnis en público. Legisladores de ambos partidos se mostraron preocupados por los posibles riesgos para la seguridad nacional de los objetos no identificados en el espacio aéreo estadounidense, lo que demostró que el interés del Congreso iba más allá de las líneas partidistas.
El Comité de Inteligencia del Senado añadió un texto a la Ley de Autorización de Inteligencia en 2020 que exigía al Pentágono y a la comunidad de inteligencia redactar un informe completo sobre los fenómenos aéreos no identificados. Esta fue la primera acción importante del Congreso. Esta orden, impulsada por senadores que habían oído hablar de avistamientos militares de ovnis, fue la primera vez en décadas que el Congreso pedía explicaciones oficiales sobre estos sucesos.
El informe que salió a la luz en junio de 2021 decía que el personal militar había visto objetos que se comportaban como si estuvieran volando de un modo que aún no comprendemos sobre aerodinámica y propulsión. El informe no adivinaba qué eran estos objetos ni de dónde venían, pero sí decía que eran cosas reales que había que estudiar seriamente. La publicación del informe supuso un gran cambio respecto a décadas de negación y rechazo oficiales.
El 17 de mayo de 2022, el Congreso celebró su primera audiencia pública sobre ovnis en más de cincuenta años, aprovechando este impulso. Funcionarios del Pentágono informaron al Subcomité de Inteligencia sobre Contraterrorismo, Contrainteligencia y Contraproliferación de la Cámara de Representantes acerca de los esfuerzos en curso del gobierno para investigar fenómenos aéreos no identificados. La audiencia, que sólo trató una pequeña parte del asunto, demostró que el tema de los ovnis había ganado verdadera atención política.
Las audiencias del Congreso demostraron que el gobierno se está abriendo más, pero sigue habiendo algunos problemas. Los funcionarios admitieron que había encuentros inexplicables y prometieron seguir investigándolos, pero no dieron muchos detalles sobre los casos más interesantes. El hecho de que gran parte de la información militar y de inteligencia esté clasificada provocó una tensión constante entre las peticiones de apertura y las afirmaciones de que era necesaria para la seguridad nacional.
La Ley de Divulgación del PAU: Un gran paso adelante en la legislación
El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, presentó la Ley de Divulgación de Fenómenos Anómalos No Identificados en julio de 2023. Se trataba del intento más ambicioso de hacer que los ovnis fueran más abiertos. La ley se basaba en la Ley de Recopilación de Registros del Asesinato del Presidente John F. Kennedy de 1992 y pretendía crear un sistema completo para hacer públicos los registros gubernamentales sobre ovnis y dejar claro que toda la información relacionada con los FANI debía hacerse pública.
La Ley de Divulgación de OVNIs fue un enorme esfuerzo bipartidista, con copatrocinadores de ambos partidos en el Comité de Servicios Armados y el senador republicano Mike Rounds, el vicepresidente del Comité de Inteligencia Marco Rubio y miembros del Comité de Servicios Armados de ambos partidos. La ley tuvo mucho apoyo porque el Congreso estaba cada vez más frustrado con el continuo secretismo del gobierno sobre los ovnis y se dio cuenta de que el tema iba más allá de las líneas partidistas.
La ley propuesta contenía varias partes nuevas e importantes. Habría creado una Junta de Revisión de Registros OVNI independiente que podría desclasificar documentos gubernamentales. También habría establecido una presunción de divulgación de 25 años para todos los registros del UAP y otorgado al gobierno el dominio eminente sobre los materiales OVNI en poder de contratistas privados. Estas disposiciones respondían a la antigua preocupación de que se estuviera ocultando importante información sobre ovnis tanto al Congreso como al pueblo estadounidense.
Era especialmente importante incluir la autoridad de dominio eminente porque demostraba que empresas privadas podrían haber recuperado materiales o tecnologías OVNI. Esta disposición se basaba en testimonios de militares y funcionarios de los servicios de inteligencia que afirmaban que algunos materiales e información relacionados con ovnis se habían entregado a contratistas privados para que el gobierno no tuviera que vigilarlos y ser abierto al respecto.
Por otro lado, la versión final de la Ley de Divulgación de los PAU que se aprobó como parte de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional para 2024 era mucho más débil que la primera. Se suprimió la junta de revisión independiente, se eliminó la disposición sobre el dominio eminente y se establecieron una serie de excepciones que podrían permitir que registros importantes permanecieran clasificados. Incluso con estos problemas, la ley seguía siendo el paso más importante hacia la transparencia OVNI en la historia de Estados Unidos.
AARO: Lo que hizo el Gobierno
En julio de 2022, el Departamento de Defensa creó la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO, por sus siglas en inglés) en respuesta a la presión ejercida por el Congreso y el público para lograr una mayor apertura. El Grupo de Trabajo de Fenómenos Aéreos No Identificados fue sustituido por la AARO, a la que se encomendó un trabajo más amplio para investigar cosas que no pudieran identificarse o explicarse fácilmente, no solo cosas que ocurrieran en el aire. Esto incluía cosas que ocurrían en el espacio, bajo el agua y en tierra.
El primer director de la AARO, el físico Sean Kirkpatrick, se encargó de recopilar y estudiar informes de sucesos inexplicables procedentes de toda la comunidad militar y de inteligencia. La oficina también tuvo que revisar registros antiguos que se remontaban a 1945 para ver si había algún programa OVNI secreto dirigido por el gobierno o por contratistas que no estuviera siendo vigilado. Esta revisión histórica fue la más exhaustiva realizada por el gobierno sobre el secreto OVNI en décadas.
La creación de la AARO supuso un paso adelante y un paso atrás en los esfuerzos del gobierno por ser más abierto. Los críticos dijeron que, aunque la oficina era un lugar central para investigar informes sobre ovnis y compartir información con el Congreso, seguía estando bajo el control del Pentágono y, por tanto, sujeta a la misma resistencia institucional que había mantenido secreta la información sobre ovnis durante décadas. El trabajo de la oficina consistía en investigar cosas extrañas y mantener a salvo la información clasificada, lo que dificultaba la apertura sobre lo que estaba haciendo.
Estas tensiones han quedado claras en las comunicaciones e informes públicos de la oficina. La AARO ha confirmado que existen fenómenos no identificados que los conocimientos actuales de la tecnología o los fenómenos naturales no pueden explicar, pero siempre ha hecho hincapié en las explicaciones convencionales y se ha mostrado escéptica ante las afirmaciones extraordinarias. Algunas personas están contentas con este enfoque porque piensan que AARO está aportando rigor científico a las investigaciones sobre ovnis. Otros opinan que se trata de un ejemplo más de cómo el gobierno intenta restar importancia y explicar los casos más graves.
Testimonios de denunciantes y audiencias públicas
En julio de 2023, el Congreso celebró su audiencia OVNI más dramática hasta la fecha, marcando una nueva fase en el movimiento de divulgación. Tres testigos militares juraron decir la verdad sobre sus experiencias con fenómenos no identificados. Era la primera vez en décadas que personal militar hablaba públicamente bajo juramento sobre experiencias con ovnis. La audiencia demostró que cada vez más trabajadores del gobierno están dispuestos a hablar de estas cosas, aunque ello pueda perjudicar sus carreras.
David Fravor, el piloto de la Marina que vio el famoso ovni "Tic Tac" mientras entrenaba frente a la costa de California en 2004, fue el testigo más importante. El relato detallado de Fravor sobre su encuentro con un objeto que volaba de forma imposible fue un testimonio muy convincente de una fuente muy fiable. Su disposición a testificar públicamente fue un gran paso adelante para superar el estigma que durante mucho tiempo había impedido a los militares hablar de avistamientos de ovnis.
El ex agente de inteligencia David Grusch también testificó. Hizo afirmaciones estremecedoras sobre la tecnología y los materiales biológicos que el gobierno tenía en sus manos y que no eran humanos. Grusch afirmó que el gobierno estadounidense llevaba décadas ocultando al Congreso y al público un programa para recuperar ovnis y averiguar cómo funcionaban. Aunque sus afirmaciones no pudieron verificarse de forma independiente, se les dio más peso porque era un antiguo funcionario de la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial y estaba dispuesto a declarar bajo juramento.
Los testimonios en el Congreso demostraron que el movimiento de divulgación sigue teniendo problemas. Los testigos ofrecieron relatos contundentes de sus experiencias con cosas extrañas, pero el hecho de que gran parte de la información estuviera clasificada dificultó que se hablara de ella en las audiencias públicas. El conflicto entre las exigencias de apertura y las preocupaciones por la seguridad siguió dificultando que el gobierno explicara plenamente lo que sabía sobre los ovnis.
Estas audiencias también demostraron lo importante que es proteger a los denunciantes para fomentar la divulgación. Varios testigos dijeron que habían sido castigados o perjudicados en sus carreras por hablar de avistamientos de ovnis o preguntar por qué el gobierno mantenía estas cosas en secreto. La creación de salvaguardias oficiales para los empleados que informan de sucesos inusuales fue uno de los principales objetivos de los esfuerzos legislativos para promover la apertura y la responsabilidad.
Participación en la ciencia y el mundo académico
El movimiento de divulgación ha ido ganando poco a poco apoyo entre científicos y académicos, que históricamente se han mostrado escépticos ante las afirmaciones sobre ovnis. La difusión de filmaciones militares verificadas y testimonios de fuentes gubernamentales acreditadas ha obligado a algunos científicos a reevaluar sus hipótesis sobre los fenómenos aéreos no identificados. Numerosas universidades e instituciones de investigación han puesto en marcha programas para investigar estos fenómenos empleando metodologías científicas rigurosas.
La participación de distinguidos científicos y académicos ha aumentado la credibilidad del movimiento de divulgación y elevado los criterios de las pruebas y los análisis. La Coalición Científica para el Estudio de los OVNIs y otros grupos han utilizado la revisión por pares para examinar la investigación sobre ovnis, sometiendo las afirmaciones y pruebas a las mismas pruebas que otros campos científicos. Este método ha ayudado a distinguir entre los informes creíbles y los menos fiables, y ha encontrado los casos más interesantes para su posterior estudio.
La decisión de la NASA de investigar los fenómenos aéreos no identificados supone un gran paso adelante en la aceptación del tema por parte de la comunidad científica. La decisión de la agencia espacial de utilizar sus conocimientos y recursos científicos para investigar los FANI supuso un gran cambio con respecto a la actitud escéptica de las instituciones durante décadas. La NASA ha dicho que examina el tema sin dar por supuestas explicaciones extraordinarias, pero su implicación hace más legítimo el estudio científico de estos sucesos.
El compromiso académico también ha demostrado que nuestra comprensión actual de la ciencia no es suficiente para explicar los casos OVNI más interesantes. Múltiples estudios revisados por pares sobre encuentros militares han determinado que los fenómenos observados son inexplicables mediante la física o la tecnología establecidas. Estos hallazgos han suscitado debates sobre si los FANI significan fenómenos naturales novedosos o tecnologías tan avanzadas que aparentemente contravienen los principios científicos establecidos.
Esfuerzos internacionales de divulgación
El movimiento de divulgación estadounidense se ha desarrollado al mismo tiempo y en los mismos lugares que movimientos similares en otros países. Esto ha dado lugar a un impulso mundial en favor de la transparencia en materia de ovnis. Varios países han hecho públicos sus archivos sobre ovnis y han admitido que están investigando sucesos extraños. Esto da contexto a la experiencia estadounidense y demuestra que estos sucesos ocurren en todo el mundo.
Países como el Reino Unido, Francia, Chile y Brasil han hecho pública mucha información sobre investigaciones militares y gubernamentales de ovnis. Esto demuestra que los funcionarios han estado interesados en estos sucesos durante décadas, aunque el público lo haya negado. Estas publicaciones nos han proporcionado información útil para comparar y han demostrado que los funcionarios estadounidenses no eran los únicos que se tomaban en serio los informes sobre ovnis mientras mantenían sus investigaciones en secreto para el público.
El aspecto internacional de la divulgación de ovnis ha puesto de relieve las ramificaciones de los fenómenos no identificados en la seguridad mundial. Si estos objetos son tecnología avanzada de origen desconocido, podrían amenazar la seguridad de todos los países. Este reconocimiento ha dado lugar a una mayor colaboración internacional en el examen y seguimiento de los fenómenos aéreos no identificados, aunque una parte significativa de esta cooperación sigue siendo clasificada.
El análisis comparativo de casos internacionales de ovnis ha reforzado la credibilidad de las iniciativas de divulgación al revelar patrones coherentes en los encuentros entre diversos países y culturas. Los relatos similares sobre las características de los objetos y los comportamientos de testigos independientes de todo el mundo indican que estos fenómenos significan hechos reales y no mitos culturales o fenómenos psicológicos.
El reto continuo
Aunque el movimiento a favor de la divulgación ha avanzado mucho en los últimos años, todavía tiene muchos problemas que resolver. La clasificación de la información relativa a las tecnologías militares avanzadas genera conflictos válidos entre los imperativos de transparencia y las necesidades de la seguridad nacional. Las agencias gubernamentales y los servicios militares tienen mucho poder sobre la información que puede hacerse pública, incluso con las nuevas normas sobre transparencia. Esto significa que, incluso con nuevas normas sobre transparencia, pueden seguir limitando la información que se comparte.
El estigma en torno a los temas ovni ha disminuido, pero sigue ahí. El personal militar y los trabajadores de la Administración aún pueden perder su empleo si informan de que han visto cosas extrañas o piden más transparencia. Este estigma continuo hace que sea más difícil conseguir buenos informes y más de ellos, y hace que sea menos probable que los testigos se presenten con información.
El movimiento de divulgación también tiene que lidiar con el problema de mantener la credibilidad y gestionar las expectativas de la gente. La brecha entre las afirmaciones extraordinarias y las pruebas verificables sigue siendo grande incluso a medida que se dispone de más información. Equilibrar la necesidad de apertura con la necesidad de análisis y verificación cuidadosos sigue siendo un problema tanto para los defensores de la divulgación como para los funcionarios públicos.
La participación de empresas privadas en la posible investigación y desarrollo de tecnología OVNI es otro problema actual. Si los contratistas de defensa o las empresas privadas disponen de material o información importante relacionada con los ovnis, es posible que no tengan que seguir las normas gubernamentales sobre apertura. La omisión de las disposiciones sobre el dominio eminente en la Ley de Divulgación de Información OVNI final dio lugar a una importante falta de resolución sobre este asunto.
Orientaciones para el futuro
El movimiento por la divulgación de los OVNIs ha progresado de forma asombrosa al convertir un tema marginal en un verdadero objeto de estudio científico y gubernamental. La admisión por parte de oficiales militares de que su personal ha encontrado objetos con características de vuelo extraordinarias supone una transición fundamental tras décadas de negación y rechazo. Pero aún quedan muchas preguntas importantes sobre qué son estos sucesos, de dónde vienen y qué significan.
La supervisión del Congreso y los mandatos legislativos probablemente seguirán presionando para que haya más divulgación, ya que los legisladores de ambos partidos siguen interesados en la transparencia ovni. Es posible que futuras leyes dificulten la desclasificación y divulgación de información y solucionen problemas de las leyes actuales, como el modo en que los contratistas privados manejan la información. La Ley de Divulgación OVNI establece un estándar para medidas de transparencia más exhaustivas.
A medida que se disponga de más datos y desaparezca el estigma que rodea a los ovnis, es probable que los científicos los estudien más. Las redes de sensores avanzados, el análisis de IA y la colaboración con otros países pueden ayudarnos a aprender más sobre los fenómenos aéreos no identificados. La creación de programas académicos formales e iniciativas de investigación indica que el compromiso científico persistirá en su crecimiento.
El movimiento de divulgación también ha hecho que la gente reflexione profundamente sobre dónde encajan los humanos en el universo y si existe inteligencia fuera de los humanos. Christopher Mellon dijo recientemente que las matemáticas que hay detrás de la posibilidad de que exista vida en otros lugares del universo hacen que sea "irracional creer que estamos solos". Los ovnis podrían ser pruebas de esa inteligencia, de tecnología humana avanzada o de fenómenos naturales que la ciencia aún no comprende. Su estudio tiene implicaciones que van mucho más allá de la seguridad aérea o la seguridad nacional.
Uno de los cambios más importantes de las últimas décadas en la relación entre el secretismo gubernamental y la transparencia pública es el paso de la divulgación de los ovnis de un activismo marginal a una cuestión política de primer orden. Independientemente de cuál sea la respuesta final sobre los fenómenos aéreos no identificados, el movimiento ha dejado claro que los ciudadanos estadounidenses tienen derecho a saber lo que su gobierno sabe sobre las cosas del cielo. Este precedente podría repercutir en los esfuerzos por hacer más abiertos otros ámbitos del secreto y la clasificación gubernamentales.
La historia de la revelación de ovnis ilustra la eficacia de la defensa implacable, los testigos fiables y la comunicación calculada para hacer frente a la opacidad institucional. También muestra lo difícil que es encontrar el equilibrio adecuado entre seguridad y apertura en una democracia. A medida que el movimiento crezca y cambie, probablemente se utilizará como modelo para otros esfuerzos por hacer que el gobierno rinda cuentas y dar a la gente acceso a información sobre cosas que van en contra de lo que la mayoría de la gente cree que es verdad.
El éxito final del movimiento de divulgación de los ovnis puede medirse no sólo por la información que descubre, sino también por las preguntas que suscita sobre la esencia de las pruebas, los límites de la comprensión humana y la obligación de los gobiernos democráticos de comunicar a su población los descubrimientos notables. El movimiento ha hecho que los ovnis dejen de ser un tema tabú para convertirse en uno que el Congreso puede investigar. Esto ha abierto nuevas vías para conocer los misterios de nuestros cielos y el funcionamiento de la transparencia gubernamental en el mundo moderno.
Referencias
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